Descargar gratis libro Un unico Dios
"Los israelitas volvieron a hacer
lo que desagradaba a Yahveh y Yahveh los entregó a merced de los filisteos
durante cuarenta años.
Había un hombre en Sorá, de la tribu de Dan, llamado Manóaj.
Su mujer era estéril y no había tenido hijos.
El ángel de Yahveh se apareció a esta mujer y le dijo: "Bien sabes que eres
estéril y que no has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo. En
adelante guárdate de beber vino ni bebida fermentada y no comas nada impuro.
Porque vas a concebir y a dar a luz un hijo.
No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño será nazir de Dios desde el
seno de su madre.
El comenzará a salvar a Israel de la mano de los filisteos".
La mujer fue a decírselo a su marido: "Un hombre de Dios ha venido donde mí; su
aspecto era como el del Ángel de Dios, muy terrible. No le he preguntado de
dónde venía ni él me ha manifestado su nombre. Pero me ha dicho: "Vas a concebir
y a dar a luz un hijo. En adelante no bebas vino ni bebida fermentada y no comas
nada impuro, porque el niño será nazir de Dios desde el seno de su madre hasta
el día de su muerte"...
RUT, BALSAMO, OASIS EN EL DESIERTO
Rut es una mujer moabita, de la región de Moab que no era israelita, en la época
de los Jueces.
"En los días en que juzgaban los
Jueces hubo hambre en el país, y un hombre de Belén de Judá se fue a residir,
con su mujer y sus dos hijos, a los campos de Moab.
Este hombre se llamaba Elimélek, su mujer Noemí y sus dos hijos Majlón y Kilyón;
eran efrateos de Belén de Judá.
Llegados a los campos de Moab, se establecieron allí.
Murió Elimélek, el marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos. Estos se
casaron con mujeres moabitas, una de las cuales se llamaba Orpá y la otra Rut. Y
habitaron allí unos diez años. Murieron también ellos dos, Majlón y Kilyón, y
quedó sola Noemí, sin sus dos hijos y sin marido. Entonces decidió regresar de
los campos de Moab con sus dos nueras, porque oyó en los campos de Moab que
Yahveh había visitado a su pueblo y le daba pan. Salió, pues, con sus nueras,
del país donde había vivido y se pusieron en camino, para volver a la tierra de
Judá. Noemí dijo a sus dos nueras: "Andad, volveos cada una a casa de vuestra
madre. Que Yahveh tenga piedad con vosotras como vosotras la habéis tenido con
los que murieron y conmigo. Que Yahveh os conceda encontrar vida apacible en la
casa de un marido"...
"Hubo un hombre de Ramatáyim, sufita de la montaña de Efraím, que se llamaba Elcaná, hijo de Yeroján, hijo de Elihú, hijo de Toju, hijo de Suf, efraimita. Tenía dos mujeres: una se llamaba Ana y la otra Peninná; Peninná tenía hijos, pero Ana no los tenía. Este hombre subía de año en año desde su ciudad para adorar y ofrecer sacrificios a Yahveh Sebaot en Silo, donde estaban Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí, sacerdotes de Yahveh. El día en que Elcaná sacrificaba, daba sendas porciones a su mujer Peninná y a cada uno de sus hijos e hijas, pero a Ana le daba solamente una porción, pues aunque era su preferida, Yahveh había cerrado su seno. Su rival la zahería y vejaba de continuo, porque Yahveh la había hecho estéril. " (I Samuel 1:1-6).
Esta mujer, Ana, sufría mucho por no poder tener hijos -en esa época no tener hijos era considerado una maldición de Dios-, lo que la hacía parecer menos ante la comunidad. En su desesperación, y por su fe en Yahveh, ora con tanta devoción en el templo que el sacerdote...
LA MONARQUÍA "Me han rechazado a mí"
El pueblo de Israel pide un Rey
El pueblo elegido al ver que todos los otros pueblos de la región tenían un rey,
le piden a Samuel que les designe un rey para que los dirija.
"Cuando Samuel se hizo viejo, puso
a sus hijos como jueces en Israel. Su primogénito se llamaba Joel y el otro,
Abías; juzgaban en Israel en Berseba. Pero sus hijos no siguieron su camino:
fueron atraídos por el lucro, aceptaron regalos y torcieron el derecho. Se
reunieron, pues, todos los ancianos de Israel y se fueron donde Samuel a Ramá, y
le dijeron: "Mira, tú te has hecho viejo y tus hijos no siguen tu camino. Pues
bien, ponnos un rey para que nos juzgue, como todas las naciones".
Disgustó a Samuel que dijeran: "Danos un rey para que nos juzgue" e invocó a
Yahveh. Pero Yahveh dijo a Samuel: "Haz caso a todo lo que el pueblo te dice.
Porque no te han rechazado a ti, me han rechazado a mí, para que no reine sobre
ellos. Todo lo que ellos me han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta
hoy, abandonándome y sirviendo a otros dioses, te han hecho también a ti". " (I
Samuel 8:1-8)...
Examinemos un poco esta narración.
"Dijo Yahveh a Samuel: "¿Hasta cuándo vas a estar llorando por Saúl, después que yo le he rechazado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y vete. Voy a enviarte a Jesé, de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí". Samuel replicó: "¿Cómo voy a ir? Se enterará Saúl y me matará". Respondió Yahveh: "Lleva contigo una becerra y di: "He venido a sacrificar a Yahveh". " (I Samuel 16:1-2)
¿No parecen niños con su padre? ¿Y acaso Dios no se presenta como un padre
compasivo y comprensivo, que debe tratar con sus hijos que son chicos y no
pueden ver más allá?
Da la sensación que su actitud se acerca a un: "Anda, y haz lo que te digo…, yo
sé por qué.., no me discutas."., pero bien, con buen tono, sin enojarse…, al
menos esta vez.
Dios le indica a Samuel que vaya a buscar el nuevo rey, le aclara que Él le va a
señalar quién es.
Samuel se dirige a la casa de Jesé quien le presenta a sus hijos, pero el más
pequeño, David, no estaba entre ellos. Dios no le señala a ninguno, por eso
Samuel le dice a Jesé que esperarán a David.
Dios arma los escenarios y las historias, lo que parece casual en realidad es
causal. Va colocando pequeñas y grandes piezas del rompecabezas, que por
momentos parecen carecer de importancia, sin embargo son como joyas engarzadas
en un cordel, sólo hay que ver ese cordel y seguirlo, porque ese cordel es el
que une todas las piezas y les da sentido.
David es pastor, es el pastor que cuida las ovejas.
Moisés también era pastor y apacentaba las ovejas de su suegro...
Muerte de David y consagración de Salomón
David ya está muy entrado en años, y le queda poco tiempo de vida.
Uno de sus hijos, Adonías, empieza a prepararse para convertirse en su sucesor.
Pero David no había dicho que él sería quien habría de sucederlo; es más, él
había elegido a Salomón, hijo de su mujer Betsabé, para ser el nuevo rey.
Al descubrir que Adonías ya tenía todo preparado, y que, además, había hecho
alianzas, decide acelerar el proceso de ungir rey a Salomón.
"Dijo el rey David: "Llamadme al sacerdote Sadoq, al profeta Natán y a Benaías, hijo de Yehoyadá". Y entraron a presencia del rey. El rey les dijo: "Tomad con vosotros a los veteranos de vuestro señor, haced montar a mi hijo Salomón sobre mi propia mula y bajadle a Guijón. El sacerdote Sadoq y el profeta Natán le ungirán allí como rey de Israel, tocaréis el cuerno y gritaréis: "Viva el rey Salomón". Subiréis luego detrás de él, y vendrá a sentarse sobre mi trono y él reinará en mi lugar, porque le pongo como caudillo de Israel y Judá". Benaías, hijo de de Yehoyadá, respondió al rey: "Amén. Así habla Yahveh, Dios de mi señor el rey. Como ha estado Yahveh con mi señor el rey, así esté con Salomón y haga su trono más grande que el trono de mi señor el rey David"...
ELÍAS Y ELISEO. ¿QUIZAS ANGELES?...
Dios envía al profeta Elías
En los tiempos del reinado de Ajab en Israel, mientras era Asá rey en Judá vivió
el profeta Elías tesbita, de Tisbe de Galaad.
Como Ajab había tolerado y agravado la degradación de Israel, no veía con buenos
ojos a Elías, quien era un profeta de Dios que se mantuvo, en todo momento,
firme en el cumplimiento de las leyes y preceptos de Yahveh y, por este motivo,
se transformó en su enemigo acérrimo.
Mientras Elías hacía milagros en nombre de Yahveh, Ajab adoraba a dioses falsos
como Baal.
"Elías tesbita, de Tisbé de Galaad,
dijo a Ajab: "Vive Yahveh, Dios de Israel, a quien sirvo. No habrá estos años
rocío ni lluvia más que cuando mi boca lo diga". Fue dirigida la palabra de
Yahveh a Elías diciendo: "Sal de aquí, dirígete hacia oriente y escóndete en el
torrente de Kerit que está al este del Jordán. Beberás del torrente y encargaré
a los cuervos que te sustenten allí".
Hizo según la palabra de Yahveh, y se fue a vivir en el torrente de Kerit que
está al este del Jordán.
Los cuervos le llevaban pan por la mañana y carne por la tarde, y bebía del
torrente.
Al cabo de los días se secó el torrente, porque no había lluvia en el país.
Le fue dirigida la palabra de Yahveh a Elías diciendo: "Levántate y vete a
Sarepta de Sidón y quédate allí, pues he ordenado a una mujer viuda de allí que
te dé de comer".
Se levantó y se fue a Sarepta...
"Los profetas dijeron a Eliseo:
"Mira, el lugar en que habitamos a tu lado, es estrecho para nosotros. Vayamos
al Jordán y tomemos allí cada uno una viga, y nos haremos allí un lugar para
habitar en él". Dijo: "Id". Uno de ellos dijo: "Dígnate venir con tus siervos".
Dijo él: "Iré". Se fue con ellos y llegando al Jordán se pusieron a cortar los
árboles. Estaba uno derribando una viga cuando el hierro se cayó al agua y gritó
diciendo: "¡Ay, mi señor, que era prestado!" El hombre de Dios dijo: "¿Dónde ha
caído?". Y le mostró el sitio. Entonces cortó un trozo de madera y lo arrojó
allí, y sacó el hierro a flote. Dijo: "Hazlo subir hacia ti". El extendió su
mano y lo agarró.
El rey de Aram estaba en guerra con Israel y celebró consejo con sus siervos
diciendo: "Bajad contra tal plaza". El hombre de Dios envió a decir al rey de
Israel: "Ten cuidado de esa plaza, porque los arameos bajan contra ella". El rey
de Israel envió gente al lugar que el hombre de Dios le había dicho. El le
advertía y el rey estaba allí alerta, y no una ni dos veces. El corazón del rey
de Aram se inquietó por este hecho, y llamando a sus oficiales les dijo: "¿No me
vais a descubrir quién nos traiciona ante el rey de Israel?". Uno de los
oficiales dijo: "No, rey mi señor, sino que Eliseo, el profeta que hay en
Israel, ha avisado al rey de Israel de las palabras que has dicho en el interior
de tu dormitorio"...
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