Descargar gratis libro Un unico Dios
Los reyes - La Biblia 20/11/2024
LA MONARQUÍA "Me han rechazado a mí"
El pueblo de Israel pide un Rey
El pueblo elegido al ver que todos los otros pueblos de la región tenían un rey,
le piden a Samuel que les designe un rey para que los dirija.
"Cuando Samuel se hizo viejo, puso
a sus hijos como jueces en Israel. Su primogénito se llamaba Joel y el otro,
Abías; juzgaban en Israel en Berseba. Pero sus hijos no siguieron su camino:
fueron atraídos por el lucro, aceptaron regalos y torcieron el derecho. Se
reunieron, pues, todos los ancianos de Israel y se fueron donde Samuel a Ramá, y
le dijeron: "Mira, tú te has hecho viejo y tus hijos no siguen tu camino. Pues
bien, ponnos un rey para que nos juzgue, como todas las naciones".
Disgustó a Samuel que dijeran: "Danos un rey para que nos juzgue" e invocó a
Yahveh. Pero Yahveh dijo a Samuel: "Haz caso a todo lo que el pueblo te dice.
Porque no te han rechazado a ti, me han rechazado a mí, para que no reine sobre
ellos. Todo lo que ellos me han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta
hoy, abandonándome y sirviendo a otros dioses, te han hecho también a ti". " (I
Samuel 8:1-8).
No hace falta ser muy perspicaz para vislumbrar que Dios está bastante
disgustado porque nuevamente los israelitas se alejan de él, emulando lo que
"los otros" hacían. Dios igual les permite que lo hagan, pero les advierte lo
que les ocurrirá: el rey que tengan los va a utilizar, van a tener que fabricar
armas para él, quien va a tomar a sus hijas y se va a quedar con los mejores
campos para él y sus servidores. O sea, nada nuevo, ya sabemos cómo funciona el
nivel más alto de la dirigencia y más aún en una monarquía, y más aún en esos
tiempos.
Dios elige a Saúl para que se convierta en el rey de los israelitas. Saúl es una
persona común, alguien menor del pueblo, menor en el sentido de que no era nadie
especial, nadie en particular, no se destacaba por ningún motivo, al punto tal
que cuando se lo presentan a los israelitas éste se esconde para que no lo vean
y lo tienen que sacar a la rastra.
"Samuel convocó al pueblo en Mispá
junto a Yahveh. Y dijo a los israelitas: Así ha dicho Yahveh, el Dios de Israel:
Yo hice subir a Israel de Egipto y os libré de los egipcios y de todos los
reinos que os tenían oprimidos. Pero vosotros ahora habéis rechazado a vuestro
Dios, a aquel mismo que os salvó de todos vuestros males y aprietos, y le habéis
dicho: "No: tú ponnos un rey". Ahora, pues, compareced delante de Yahveh
distribuidos por tribus y familias".
Samuel hizo acercarse a todas las tribus de Israel y fue designada la tribu de
Benjamín.
Hizo que se acercara la tribu de Benjamín por familias y fue designada la
familia de Matrí, y luego mandó acercarse a la familia de Matrí por individuos y
quedó finalmente Saúl, hijo de Quis, y le buscaron, pero no le encontraron.
Entonces volvieron a interrogar a Yahveh: "¿Ha venido ése?". Dijo Yahveh: "Aquí
le tenéis escondido entre la impedimenta". Corrieron y lo sacaron de allí y,
puesto en medio del pueblo, les llevaba a todos la cabeza.
Dijo Samuel a todo el pueblo: "¿Veis al que ha elegido Yahveh? No hay como él en
todo el pueblo". Y todo el pueblo gritó: "¡Viva el rey!".
Samuel dictó al pueblo el fuero real y lo puso por escrito, depositándolo
delante de Yahveh, y despidió Samuel a cada cual a su casa.
También Saúl se fue a su casa, a Guibeá; le acompañaron algunos valientes a
quienes Dios tocó el corazón. Pero algunos malvados dijeron: "Qué nos va a
salvar ése!" Y le despreciaron y no le llevaron regalos." (I Samuel 10:18-27)
Analicemos esta actitud de Dios, que se puede traducir o interpretar de esta
manera: "así que quieren un rey, muy bien ahí tienen un rey". Y les da alguien
que difícilmente pueda dirigir un pueblo y menos un pueblo del tenor de los
israelitas. De hecho algunos se dan cuenta de que esa persona no tenía
condiciones para encargarse de semejante cuestión.
De todas maneras se puede ver en esta narración que Dios trata a su pueblo como
a chicos caprichosos que están creciendo y aprendiendo, que empiezan a tomar sus
propias decisiones. Reflexionando tal vez así: "bueno, vamos a ver si esto les
sale bien, están errando el camino, ya se darán cuenta".
Los ammonitas les hacen saber a los habitantes de Yabés de Galad, israelitas
estos, que iban a ser atacados, por lo que los de Yabés les piden que les den
siete días para ver si pueden defenderse.
En esos siete días, Saúl les dice a los israelitas que quien no lo siguiera para
pelear contra los ammonitas iba a ser despedazado. Con esta motivación consigue
trescientos treinta mil hombres, los que combaten y ganan a los ammonitas.
Con este triunfo Saúl afianza su reinado.
Samuel habla al pueblo
"Aquí tenéis ahora al rey que os
habéis elegido. Yahveh ha establecido un rey sobre vosotros. Si teméis a Yahveh
y le servís, si escucháis su voz y no os rebeláis contra las órdenes de Yahveh;
si vosotros y el rey que reine sobre vosotros seguís a Yahveh vuestro Dios, está
bien. Pero si no escucháis la voz de Yahveh, si os rebeláis contra las órdenes
de Yahveh, entonces la mano de Yahveh pesará sobre vosotros y sobre vuestro rey.
Una vez más, quedaos para ver este gran prodigio que Yahveh realiza a vuestros
ojos. ¿No es ahora la cosecha del trigo? Pues bien, voy a invocar a Yahveh para
que haga tronar y llover. Reconoced y ved el gran mal que habéis hecho a los
ojos de Yahveh, a pedir un rey para vosotros".
Invocó Samuel a Yahveh, que hizo tronar y llover aquel mismo día, y todo el
pueblo cobró mucho temor a Yahveh y a Samuel.
Dijo todo el pueblo a Samuel: "Suplica a Yahveh tu Dios en favor de tus siervos,
para que no muramos; hemos colmado nuestros pecados pidiendo en rey para
nosotros". Pero Samuel dijo al pueblo: "No temáis. Cierto que habéis hecho esta
maldad. Pero ahora, no os alejéis de Yahveh y servidle con todo vuestro corazón,
y no os apartéis en pos de los que no son nada, que no sirven ni salvan porque
no son nada. Pues Yahveh no rechazará a su pueblo por el honor de su gran
nombre, porque Yahveh se ha dignado hacer de vosotros su pueblo. Por mi parte,
lejos de mí pecar contra Yahveh dejando de suplicar por vosotros y de enseñaros
el camino bueno y recto. Sólo a Yahveh temeréis y le serviréis fielmente, con
todo vuestro corazón, porque habéis visto esta cosa grandiosa que ha realizado
en medio de vosotros. Pero si os portáis mal, pereceréis, vosotros y vuestro
rey". " (I Samuel 12:14-25)
Con esta demostración Dios trata que entiendan que, aunque tienen rey, es Él
quien reina.
Saúl se rebela contra los filisteos y mata a su gobernador Guibeá. Estos se
aprestan para ir a la guerra contra los israelitas. Aunque el ejército de Saúl
es muy numeroso y está bien armado, sus soldados apenas suman seiscientos. De
todas formas, ganan la batalla de manera milagrosa y puede verse en esta
victoria la mano de Dios.
Yahveh envía a Samuel para que le indique a Saúl, rey de los israelitas, que
debían arrasar Amalec, por haberles cortado el camino cuando salían de Egipto.
"Esto dice Yahveh Sebaot: He
decidido castigar lo que Amalec hizo a Israel, cortándole el camino cuando subía
de Egipto. Ahora, vete y castiga a Amalec, consagrándolo al anatema con todo lo
que posee, no tengas compasión de él, mata hombres y mujeres, niños y lactantes,
bueyes y ovejas, camellos y asnos".
Convocó Saúl al pueblo y le pasó revista en Telam: 200.000 infantes y 10.000
hombres de Judá. Avanzó Saúl hasta la capital de Amalec y se emboscó en el
barranco.
Dijo Saúl a los quenitas: "Marchaos, apartaos de los amalecitas, no sea que os
haga desaparecer con ellos, pues os portasteis bien con todos los israelitas
cuando subían de Egipto"; y los quenitas se apartaron de los amalecitas.
Batió Saúl a los amalecitas desde Javilá, en dirección de Sur que está al este
de Egipto. Capturo vivo a Agag, rey de los amalecitas, y pasó a todo el pueblo a
filo de espada en cumplimiento del anatema. Pero Saúl y la tropa perdonaron a
Agag y a lo más escogido del ganado mayor y menor, las reses cebadas y los
corderos y todo lo bueno. No quisieron consagrarlo al anatema, pero consagraron
al anatema toda la hacienda vil y sin valor"." (I Samuel 15:2-9).
Al no cumplir con lo mandado por Dios, éste destituye a Saúl del puesto de
rey de los israelitas. Saúl asegura que el ganado era para realizar sacrificios
a Yahveh, una excusa vacía e inútil a los ojos de Dios a quien nada se le puede
ocultar; el hecho es que Samuel le dice: "Porque has rechazado la palabra de
Yahveh, él te rechaza para que no seas rey"." (I Samuel 15:23).
Saúl toma decisiones que no debe, que no son suyas. ¿Cómo va a poner en duda lo
que Dios dice? ¿Acaso Dios envía a arrasar un pueblo y esto puede hacerse por la
mitad? Saúl no tiene la menor idea de por qué Dios hace lo que hace. Esto prueba
que Saúl no estaba preparado para ese cargo, obviamente Dios lo sabía desde el
principio, qué duda cabe.
Saúl también muestra la clase de persona que era, el muy pícaro se reserva el
mejor ganado, y, finalmente, para justificar lo que había hecho inventa una
excusa: argumenta que era para los sacrificios, como si se pudiera engañar a
Dios.
Recordemos que detrás de todo esto está el pueblo israelita que es el que pidió
un rey. Y Dios está, en cierta forma, diciendo "a ver dónde termina esta
cuestión del rey", "a ver cómo les explotan en la cara sus reyes", "dejémosle
actuar y que se atengan a sus consecuencias".
Es el libre albedrío.
También creo que existe en el pueblo la necesidad de tener alguien más visible a
quien obedecer. Me da la impresión de que Yahveh, para la mayoría, es alguien
tan inalcanzable que, por eso, al final terminaban cayendo nuevamente en ídolos
de piedra, porque a esos ídolos los podían tener en sus casas, en sus
habitaciones, pero con Yahveh eso no se podía hacer. Tal vez la presencia de un
monarca servía para subsanar esa necesidad.
Además, del rey se podía hablar mal, al rey se lo podía poner en duda, hasta,
llegado el caso, destituir, cosa imposible de hacer con Yahveh. Tal vez por eso
Él no los castiga y los deja hacer.
Se nota el fastidio que le genera toda esta situación a Dios, pero bueno, si no
es el momento… no lo es. Si los chicos no crecen como uno quiere, no hay nada
que se pueda hacer; además no es tan grave, podría haber sido peor.
Bien, sigamos.
Samuel no vuelve a ver a Saúl hasta el día de su muerte, le da la espalda porque
Dios lo rechaza por su crimen, pero sufre a causa de ello.
Para consultar por Descargar gratis libro Un unico Dios Los reyes - La Biblia
haga clic aquí
Sr Alberto Canen (Author)
Price: U$S 18.49 & FREE Shipping on orders over $25. (Amazon)
In Stock.
Ships from and sold by Amazon.com. Gift-wrap available.
Sr Alberto Canen (Author)
Price: U$S 7.99 & FREE Shipping on orders over $25. (Amazon)
In Stock.
Ships from and sold by Amazon.com. Gift-wrap available.
Recomienda esta página
¡Agregar a Favoritos!