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El sexto dia del Genesis 21/12/2024
Sexto día:
"Dijo Dios:
""Produzca la tierra animales vivientes de cada especie: bestias, sierpes y
alimañas terrestres de cada especie". Y así fue. Hizo Dios las alimañas
terrestres de cada especie, y las bestias de cada especie, y toda sierpe del
suelo de cada especie: y vio Dios que estaba bien.
"Y dijo Dios:
""Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en
los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las
alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. Creó,
pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, varón y mujer
los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo Dios:
""Sean fecundos y multiplíquense y llenen la tierra y sométanla; manden en los
peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la
tierra".
"Dijo Dios:
""Vean que les he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la
tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; para ustedes será de
alimento. Y a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe
de sobre la tierra, animada de vida, toda la hierba verde les doy de alimento".
Y así fue. Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció y
amaneció: día sexto" (Génesis 1:24-31).
En este párrafo del sexto día encontramos la aparición de los animales
terrestres y luego la del ser humano. Es muy importante, muy importante, que el
ser humano sea el último en aparecer, ya comentamos el porqué. El hecho que sea
el último no es un detalle menor, el hombre podría haber aparecido al principio
del relato y éste se hubiese presentado más razonable o más coherente en función
de creer que toda la historia fue inventada. Lo normal -me parece a mí- es que
alguien que inventa una historia de la Creación empiece por lo más importante:
el ser humano. Sin embargo, en el Génesis el hombre, el centro de la Creación,
es el último en hacer su arribo.
Perfecto, hasta aquí simplemente perfecto.
Pero…, otra vez un pero, ¿por qué en la descripción los animales terrestres se
mencionan después de las plantas, las aves y los animales marinos? Sí, ¿por qué?
Esto no cerraba, no cuadraba, allí faltaba algo. Me había pasado por alto alguna
pieza de este rompecabezas.
Otra vez regresaba a vía muerta, nuevamente algo no encajaba en mi planteo como
debería. La idea volvió a darme vueltas en la cabeza, durante días, sin
solución.
(Claro, ahora algunos ya se miran como diciendo: "¿Viste?", pero no se apuren,
no se apuren... porque esto aún no termina).
Al fin volví sobre la base de mi teoría que se centra en la ubicación del
observador. Pensé: afinemos aún más la ubicación exacta.
La clave nos la puede dar el individuo que contempla, el observador.
¿Quién era ese observador? ¿Dónde vivía? ¿Qué hacía? ¿De qué vivía?
Cómo no tenemos ninguna referencia acerca de este individuo, ya que lo único con
lo que contamos es su relato, deberemos deducirlo.
El Génesis es una narración que forma parte de los textos, crónicas y
tradiciones, compiladas por Moisés, al menos eso es lo que los estudiosos de La
Biblia suponen. Siguiendo esta lógica podemos deducir, que si el texto integra
el acervo cultural de los hebreos, es porque quien lo escribió o lo narró era o
de su pueblo o al menos alguien muy cercano a él. Con este dato estaríamos en
condiciones de definir una ubicación geográfica mucho más aproximada, habríamos
circunscrito el área posible a la región de la Mesopotamia, entre los ríos
Éufrates y Tigris. Nuestro observador tendría grandes posibilidades de ser un
pastor.
Bien, bien, bien… muy bien.
En ese momento algo encajó en esa maraña de pistas y piezas. Tuve la sensación,
la certeza de haber encontrado algo importante. Pensé, debo investigar ese
lugar, investigar la Mesopotamia en la época inicial de Pangea. Busqué y
rebusqué en los libros y… ¡Bingo! Adivinen. Mesopotamia, o al menos los
territorios que habrían de convertirse algún día en la Mesopotamia, eran una
playa, una playa del bloque de Arabia. Estaba ante esa masa de tierra que
derivaría junto con los otros bloques y luego terminaría "casi estrellándose"
con Asia. La playa estaba allí; esa playa era el sitio desde donde nuestro
observador veía los monstruos marinos.
Mientras nuestro bloque de Arabia deriva por el océano, ese pequeño sector -que
millones de años después sería Mesopotamia- es una playa, una larga playa que se
extiende frente al océano. Pero, atención, porque no es cualquier playa. Antes
de iniciar la deriva, o podríamos decir, en el momento en que aún forma parte de
aquel continente único, esa región constituye la costa de un pequeño borde de
Pangea. Luego, al desplazarse, continúa en su calidad de playa hasta que choca
con Asia y deja de ser playa -al menos en parte- para ser terreno interior.
Pero, y he aquí otro "pero" muy interesante, el terreno que queda como tierra
interior es justamente el que pasa a formar la Mesopotamia mientras que el resto
de la costa continúa siendo playa, la playa del Golfo Pérsico.
De esta manera, podría explicarse porqué nuestro observador vio, primero las
algas-plantas, luego los animales marinos -los monstruos marinos y las aves,
mientras Pangea deriva-, y al final los animales terrestres -sin monstruos
(porque ya no había dinosaurios)-, y al final -muy al final- el hombre.
Aquí valga una pequeña acotación: en la narración, al referirse a los animales
marinos habla de "monstruos", sin embargo cuando menciona a los animales
terrestres, no. ¿Por qué? Sí, me pregunto, ¿por qué algunos animales marinos le
parecieron monstruosos pero los terrestres no?
He allí la clave.
He allí LA clave.
Recordemos la línea de tiempo.
Si tomamos en cuenta que en el momento en que este individuo está observando el
mar (mientras deriva sobre el bloque de Arabia) es justamente la época de los
dinosaurios, en la que es posible que, además, la playa haya estado sumergida en
algún momento, y luego ve la tierra firme en el lapso en que los dinosaurios ya
se habían extinguido, la secuencia de tiempo adquiere una lógica inigualable
[8].
8 La extinción masiva del Cretácico-Terciario
fue un período de extinciones masivas de especies hace aproximadamente 65
millones de años. Corresponde al final del período Cretácico y el principio del
período Terciario. También se le conoce como extinción masiva del límite K/T
(del alemán Kreide/Tertiär Grenze), para señalar la frontera entre el
Cretácico-Terciario.
No se conoce la duración exacta de este evento. Cerca del 50% de los géneros
biológicos desaparecieron, entre ellos la mayoría de los dinosaurios. Se han
propuesto muchas explicaciones a este fenómeno; la más aceptada es que fue el
resultado del impacto de un asteroide sobre la Tierra proveniente del espacio.
Lo que el observador ve, al estar mirando hacia el mar, en época de dinosaurios
son dinosaurios marinos, por eso lo de "monstruos marinos", que él nunca había
visto y que nunca vuelve a ver. Sin embargo, al divisar a los animales
terrestres ninguno de ellos le llama la atención, a pesar de los elefantes, y
las jirafas, simplemente porque para él no eran monstruos. Para él eran animales
conocidos.
Es muy interesante el hecho de que para cuando Arabia "choca" con Asia los
dinosaurios ya se habían extinguido. Ya no había monstruos en tierra firme. Ya
no existían "monstruos terrestres" que nuestro observador pudiera llegar a ver.
Pensemos que este individuo siempre estuvo como "clavado" al piso, nunca se dio
vuelta, nunca cambió la orientación de su mirada.
Mientras duró su visión, en todo momento, se encontró ante un despliegue de
hechos que se sucedían ante sus ojos, como si hubiese estado frente a una
pantalla de cine en la que se proyectaba la Creación. O, al igual que un
camarógrafo filmando con una cámara fija.
Giró con el planeta, se desplazó con el terreno y, por supuesto, no pudo volar.
Lo cual, aunque podría parecer una desventaja, en realidad nos da la pauta clave
de que lo que vio fue absolutamente real. Un regalo de Dios a una persona
determinada, posiblemente, para que ésta lo contara y de esa manera revelara los
mecanismos de Dios para crear sistemas solares y planetas como la tierra.
Pangea y la deriva continental
La flecha indica la ubicación del observador
En este punto les voy a contar algo muy interesante.
Cuando este libro estaba casi terminado y nos encontrábamos realizando las
correcciones finales, en esos días, estaba mirando la televisión y repasaba
algunos programas que había dejado grabando.
Como no encontré ninguna comedia -que son las que me gustan ver luego de un día
de trabajo-, revisé los programas de documentales que había grabado y seleccioné
al azar uno acerca del desierto del Sahara.
Al mirar la documental -para mi sorpresa-, escucho a los científicos hablando de
la enorme cantidad de fósiles marinos que formaban las arenas del desierto del
Sahara. Decían, que el Sahara había sido una playa del mar poco profunda, a tal
punto que crecían manglares, (los manglares son árboles muy tolerantes a la sal
y cuyas raíces se encuentran inmersas en el agua del mar).
En la documental se referían en particular a una zona de Egipto llamada Wadi
Al-Hitan, o valle de las ballenas por la gran cantidad de fósiles de ballenas y
de ancestros de estas. También comentaban que las piedras utilizadas en la
construcción de las pirámides estaban repletas de fósiles marinos costeros, o
sea, conchillas, conchas marinas, y otros fósiles más antiguos como los
nummulites ("pequeña moneda"), foraminíferos extintos que vivieron entre 55 y 39
millones de años a esta época.
Al final de la película -este programa documental-, los geólogos concluían que
toda la franja superior de África había estado -en parte- sumergida mientras se
producía la deriva continental, y que algunos terrenos adyacentes al mar se
habían elevado en épocas en que África se acerca a Asia y el bloque de Arabia
"choca" con Asia -(actual Irán, Irak, Turquía).
Enorme sorpresa.
Enorme y grata sorpresa.
Si tenemos en cuenta lo cercano que se encuentra la playa, o ubicación clave
dónde suponemos que se encontraba nuestro observador, de la zona de este "valle
de las ballenas" -menos de 1.000 kilómetros-, y además consideramos la
existencia de firme evidencia que concluye que la zona estuvo lo suficientemente
sumergida como para que en determinados momentos nuestro individuo pudiese ver
los "famosos" monstruos marinos, la teoría que nos ocupa, la teoría de nuestro
observador y su ubicación cierra a la perfección.
(Intuyo, que a esta altura, ya he captado su atención y ya no hay gestitos…).
Y al final…
En las postrimerías del sexto día, el hombre hace su aparición.
""Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en
los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las
alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. Creó,
pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, varón y mujer
los creó"" (Génesis 1:26-27).
No en el primero, ni en el segundo, no, recién en el sexto. ¿Cómo puede ser?
¿Cómo puede ser que el hombre haya sido creado por Dios al final y no al
principio? Vamos, ¿no somos acaso lo más importante?, ¡somos el centro de la
creación! ¿No debería habernos creado al principio? Pero no. Nos creó al final.
Completamente al revés de lo que se hubiese esperado de un relato creacionista.
Un broche de cierre perfecto.
En los seis mil millones de años que duró todo el proceso de la creación del
Sistema Solar el Homo Sapiens aparece al final, en los últimos dos millones de
años.
Justamente.
Al final del sexto día.
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