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LA CREACIÓN
¿Siete días?
Quién no se ha preguntado: ¿siete días? Sí, ¿quién no? -además de mirarnos de reojo, con una media sonrisa maliciosa.
Ciertamente, es así, cada vez menos personas pueden creer que Dios haya creado los cielos y la tierra en siete días.
¿Y los dinosaurios? Bueno, para el momento en que surge esa pregunta (meramente retórica, por supuesto) ya nos encontramos enzarzados en una discusión que posiblemente avergüence hasta al barra brava más pintado.
Por lo general hablar del Génesis nos lleva, indefectiblemente, a una división irreconciliable entre ciencia y religión. Al parecer, una invalida la otra. Si el Génesis dice siete días, y la ciencia ha probado que fueron seis mil millones de años, todo apunta a que algo está mal, obviamente…, en La Biblia.
Es difícil que podamos afirmar que el análisis de la ciencia esté mal, más allá de -posiblemente- cien millones de años más, o cien millones de años menos. Por lo que -siguiendo esta lógica-, tomaremos de base para realizar este análisis lo que la ciencia sostiene que fueron los primeros momentos del sistema solar y de nuestro planeta, la Tierra, en función de los actuales descubrimientos.
Bien, si el Sistema Solar y la Tierra llevan más de seis mil millones de años desde que eran apenas una nube de polvo y gas estelar flotando a la deriva en nuestra bella galaxia… ¿cómo es que llegamos a esos siete días? Claro, ya sé, no me lo digan: pura superchería, mitos, cuentos antiguos de mitologías varias. Bien, no los culpo, así pensaba yo hasta que leyéndole la Biblia a mi hijo menor descubrí que en los textos del Génesis algo andaba mal, ¿o bien…?
Algo en los textos sagrados llamó mi atención y por un momento me detuve a observarlos y pensé: ¿y si el Génesis tuviese sentido?, ¿qué pasaría si la narración coincidiera con la explicación científica?, ¿qué pasaría si el texto del Génesis fuese la visión de alguien que ha visto la creación del Sistema Solar como en una película? Y recordé, cuántos descubrimientos se han iniciado con esa simple frase: "¿Y si…?".
Y sí, intentemos enfocar el tema desde esa perspectiva, ¿total?... ¿qué podríamos perder?...
MILES DE MILLONES
Primero, reflexionemos sobre los "nunca bien ponderados" siete días.
Por supuesto, los siete días bíblicos debían tener algún tipo de explicación
-pensé-, y me aboqué a resolverlo.
Lo primero que se me ocurrió fue que si Dios era infinito, posiblemente, un día
de Dios podría durar mil millones de años, por lo que siete días de Dios bien
podrían ser seis mil millones de años. Ustedes dirán ¿por qué seis mil millones
de años? Bueno, porque actualmente se calcula, que desde la nebulosa original al
presente han transcurrido seis mil millones de años, y cuatro mil seiscientos
millones de años desde la consolidación de la Tierra...
¡Y EN ESTE RINCÓN… LA VIDA…!
Ya vimos antes que la vida, como la conocemos en nuestro planeta, se inició con
y en el agua. El agua tiene un papel fundamental para nuestro tipo de
existencia. Pensemos que nosotros, los humanos, estamos compuestos por un
setenta por ciento de ese elemento, casi podríamos decir que somos animales
acuáticos adaptados a la superficie.
Bien, debemos situarnos en el lugar y pensar que, de manera simultánea, el
planeta se enfría, el agua permanece en estado líquido por más tiempo, y se
acumula en los lugares más bajos por simple efecto de la gravedad.
Este océano inicial -al parecer-, era uno solo y las tierras -como continentes-
también.
La ciencia llama hoy a ese súper continente único Vaalbará-Pangea [6].
Pangea no permanece como único continente sino que se fractura y sus segmentos
derivan, navegan, por decirlo así, sobre la lava fundida que está debajo de la
corteza y dan lugar a los continentes que hoy conocemos...
He aquí…
EL GÉNESIS
"En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
"La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento
de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: "Haya luz", y hubo luz. Vio
Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad; y llamó Dios
a la luz "día", y a la oscuridad la llamó "noche". Y atardeció y amaneció: día
primero" (Génesis 1:1-5).
Observemos detalladamente lo que nos relata este primer párrafo.
En esta descripción, distingo claramente el caos original de aquella nebulosa de
polvo cósmico que nos menciona la ciencia. Un "mar" de polvo, para alguien que
tal vez lo está viendo en la oscuridad, y que no tiene la más mínima idea de que
aquello que está presenciando no es agua sino una nebulosa en la que él (nuestro
posible observador) se encuentra "flotando". Este individuo se halla en el
lugar, en el sitio preciso, en el que cientos de millones de años después se va
a ubicar la Tierra en formación. Además, como aún no pisa terreno sólido lo
único que él puede vislumbrar o comprender, según sus parámetros, es el abismo,
el abismo del espacio...
Leamos lo que ocurre en el segundo día:
"Dijo Dios:
""Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras". E
hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento, de las
aguas de por encima del firmamento. Y así fue. Y llamó Dios al firmamento
"cielos". Y atardeció y amaneció: día segundo" (Génesis 1:6-8).
En este fragmento, nuestro observador se mantiene en el mismo sitio, la
superficie de la Tierra (ahora ya formada), y desde allí cuenta lo que "ve", es
la visión que Dios le envía.
Para mí es obvio que está observando el enfriamiento del planeta y, como
consecuencia de ello, la condensación del agua, el agua que se empieza a
acumular en la superficie y la clara separación de los gases de la atmósfera que
van a formar el firmamento, el cielo...
Tercer día:
"Dijo Dios:
""Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y
déjese ver lo seco"; y así fue. Y llamó Dios a lo seco "tierra", y al conjunto
de las aguas lo llamó "mares"; y vio Dios que estaba bien.
"Dijo Dios:
""Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que
den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra". Y así fue. La
tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla, por sus especies, y árboles
que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies; y vio Dios que estaban
bien. Y atardeció y amaneció: día tercero" (Génesis 1:9-13).
Aquí surge, nuevamente, lo que ya habíamos observado en nuestro racconto acerca
de lo que la ciencia dedujo sobre la evolución del planeta, sólo que en extremo
resumido.
No debemos olvidar que nuestro observador presencia estos hechos a un ritmo
verdaderamente vertiginoso, tuvo que haber sido así, ya que -como mucho- los
seis mil millones de años, o al menos los cuatro mil seiscientos millones del
planeta, le fueron resumidos en siete días...
Cuarto día:
"Dijo Dios:
""Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y
valgan de señales para solemnidades, días y años; y valgan de luceros en el
firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra". Y así fue. Hizo Dios los dos
luceros mayores; el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño
para el dominio de la noche, y las estrellas; y los puso Dios en el firmamento
celeste para alumbrar sobre la tierra, y para dominar en el día y en la noche, y
para apartar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y
amaneció: día cuarto" (Génesis 1:14-19).
Y ahora nuestro observador -al fin- puede ver un cielo limpio, tanto de nubes,
humedad y gases, como de polvo estelar. El polvo estelar remanente que ya había
desaparecido del espacio circundante capturado por los planetas y barrido por el
viento solar...
Quinto día:
"Dijo Dios:
""Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra
contra el firmamento celeste". Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo
animal viviente, los que serpean, de los que bullen las aguas por sus especies,
y todas las aves aladas por sus especies; y vio Dios que estaba bien; y los
bendijo Dios diciendo: "sean fecundos y multiplíquense, y llenen las aguas en
los mares, y las aves crezcan en la tierra". Y atardeció y amaneció: día quinto"
(Génesis 1:20-23).
En este punto, debo reconocer, que el hecho que en el relato surgieran las
plantas primero y los animales marinos después, me generó una cierta inquietud…
simplemente no tenía sentido. La idea me dio vueltas en la cabeza durante varios
días sin que pudiera encontrarle una explicación que me conformara...
Sexto día:
"Dijo Dios:
""Produzca la tierra animales vivientes de cada especie: bestias, sierpes y
alimañas terrestres de cada especie". Y así fue. Hizo Dios las alimañas
terrestres de cada especie, y las bestias de cada especie, y toda sierpe del
suelo de cada especie: y vio Dios que estaba bien.
"Y dijo Dios:
""Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en
los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las
alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. Creó,
pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, varón y mujer
los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo Dios:
""Sean fecundos y multiplíquense y llenen la tierra y sométanla; manden en los
peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la
tierra".
"Dijo Dios:
""Vean que les he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la
tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; para ustedes será de
alimento. Y a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe
de sobre la tierra, animada de vida, toda la hierba verde les doy de alimento".
Y así fue. Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció y
amaneció: día sexto" (Génesis 1:24-31).
En este párrafo del sexto día encontramos la aparición de los animales
terrestres y luego la del ser humano. Es muy importante, muy importante, que el
ser humano sea el último en aparecer, ya comentamos el porqué. El hecho que sea
el último no es un detalle menor, el hombre podría haber aparecido al principio
del relato y éste se hubiese presentado más razonable o más coherente en función
de creer que toda la historia fue inventada. Lo normal -me parece a mí- es que
alguien que inventa una historia de la Creación empiece por lo más importante:
el ser humano. Sin embargo, en el Génesis el hombre, el centro de la Creación,
es el último en hacer su arribo...
Y ahora… el séptimo día.
"Concluyéronse, pues, los cielos y la tierra y todo su aparato, y dio por
concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día
séptimo de toda la labor que hiciera. Y bendijo Dios el día séptimo y lo
santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho.
"Esos fueron los orígenes de los cielos y la tierra, cuando fueron creados.
"El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos" (Génesis 2:1-4).
Este último día tiene algo extra, además del día de descanso, en el que Dios ve
su obra, Él decide que ya está concluida y se da una tregua, y vuelve a decirnos
que Dios hizo la Tierra y los cielos, ni más ni menos.
Esta repetición de la frase - tierra y cielos, ya mencionada en el primer día-
es la clave para desentrañar el misterio.
¿Y…?
Volvemos a la UBICACIÓN -sí, esta vez con letras mayúsculas- de nuestro
observador...
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